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Legumbres y semillas, un toque de color en tu decoración

Las legumbres son de esos alimentos con mala fama. Muchos los desprecian pensando que engordan mucho o tienen poco valor nutricional. Ya lo dice el refrán de las lentejas, “quien quiere las come y quien no las deja”. Son los grandes olvidados en nuestra mesa, cuando cuentan un alto contenido en proteínas a tener en cuenta además de vitaminas y minerales.

Pero más allá de ser recomendable su inclusión en la dieta, las legumbres y semillas son capaces de saltar de la cazuela para adquirir un protagonismo especial como sencillo y divertido motivo decorativo.

Son asequibles, y de colores y texturas diversas. El resultado nos sorprenderá. Podemos rellenar botes de cristal  reciclados de distintos tamaños, jarrones o floreros. Aunque también podemos emplear vasos largos, botellas, centros de mesa o fuentes de boca más ancha.  Así como emplear una sola clase o hacer tandas de distintos tipos de semillas.

Pueden decorar en solitario o emplearse para sujetar velas, una planta  o algún tipo rama aromática o adorno floral, haciendo el efecto similar de piedras o arena. Alubias blancas o pintas, lentejas, garbanzos, arroz blanco o integral…No tendremos que salir de casa para encontrar la materia prima para este DIY.

Darán vida a un rincón aburrido, quedarán perfectas en una estantería o llamarán la atención en nuestra mesa de los comensales, les gusten o no en el plato. Y en la cocina quedan genial además de ser muy prácticas junto a otros alimentos en tarros, como pasta, especies o galletas. En la variedad está el gusto.

Se trata de una manualidad muy fácil de elaborar y en la que invertiremos apenas cinco minutos. Una idea con la que sorprender o dar un toque diferente y especial a una comida con amigos. Seguro que más de uno no se resiste como la protagonista de Amelie (Jean-Pierre Jeunet, 2001), a disfrutar de su vista y también de su agradable tacto.

amelie-tiene-una-forma-particular-de-hacer-cosas-como-estas-y-por-eso-se-vuelve-insoportableAmélie no tenía un hombre en su vida, lo habían intentado pero el resultado nunca había estado a la altura de sus expectativas. En cambio, cultiva el gusto por los pequeños placeres: hundir la mano en un saco de legumbres, partir el caramelo quemado de la Crema Catalana con la cucharilla y hacer rebotar las piedras en el canal Saint Marthin.

 

 

(Fotos vía i24mujer.com; opendeco.es; elnidodemamagallina.blogspot;unamoscaenlaluna.com; dcora)