Los grifos son un elemento imprescindible del baño, ya que sin ellos la ducha, el lavabo y el bidé carecerían de todo sentido. Aunque puedan parecer un elemento sencillo que se puede escoger sin pensarlo demasiado, lo cierto es que existen múltiples modelos. Elegir uno u otro no sólo dependerá del estilo decorativo que le queramos dar al baño sino de otras razones más prácticas.

A la hora de elegir un grifo hay que tener en cuenta si las cañerías circulan por el suelo o la pared para instalarlo, si vamos a querer que sea una pieza independiente o integrada dentro de un mueble y para qué lo vamos a usar. La comodidad de su apertura y los beneficios que pueda tener en cuanto a ahorro de agua también habrá que tenerlos en cuenta.

Tipos de grifos según su instalación

Grifos de repisa:

Aquellos que se instalan sobre la encimera o el sanitario (sea el lavabo, la bañera o el bidé). Son los más comunes en todas las viviendas y por ello hay una amplia variedad de diseños, tanto en apertura como en forma y acabado. Aquellos de líneas cuadradas son más actuales pero se pasan de moda mucho antes que los de forma redondeada.

Su principal ventaja es que la instalación es muy sencilla y por ello son la opción más económica. Permiten además decidir entre varios tamaños de caño. El caño bajo es ideal si el lavabo está integrado dentro de un mueble. Por el contrario, si el lavabo está sobrepuesto sobre un mueble, lo mejor es instalar uno de caño alto. El principal inconveniente es que cuando se cierra con las manos mojadas suelen gotear en el mando y dejarlo manchado.

Grifos empotrados y murales

Son aquellos que van fijados a la pared y, por tanto, se deben elegir cuando las tuberías circulan por ésta.

Ventajas de los grifos empotrados en la pared:

  • Son elegantes y además añaden un toque ‘vintage’ a la habitación, lo que los hace ideales para ambientes clásicos.
  • Limpieza: facilita la limpieza del lavabo o sanitario en el que esté colocado.
  • Ofrecen más espacio para manipular objetos.

Su principal inconveniente es que son más complicados de instalar que los de repisa, y esta instalación cambiará un poco en función del modelo elegido y, por tanto, luego no se podrá modificar fácilmente. Además, estos grifos llevan un cuerpo empotrado en la pared y, en caso de avería, habrá que romperla para quitarlo o arreglarlo.

Tipos de grifos según su apertura

  • Monomando o unimando: son los que cuentan con un solo mando para regular el caudal y mezclar el agua caliente y la fría. Son los más comunes tanto para los lavabos como para los bidés. En las duchas se sigue usando, pero ahora son más comunes los grifos termostáticos.
  • Grifos bimando: son aquellos que cuentan con una llave para el agua fría y otra para la caliente. Son menos prácticos pero consiguen una estética rústica, ya que recuerdan a los grifos antiguos.
  • Grifos termostáticos: cuentan con dos mandos, uno de los cuales regula la temperatura y el otro el caudal de agua. Se han hecho muy populares porque permiten ahorrar agua y energía y mantener la temperatura constante aunque se abran otros grifos de la casa.

Otros grifos especiales

  • Grifos con infrarrojos: se abren cuando detectan las manos delante de ellos.
  • Grifos con mango extraíble: tienen un caño extensible para facilitar su uso. Son más comunes en las cocinas.
  • Grifos con temporizador: llevan un pulsador que lo mantiene abierto durante un determinado tiempo. No son muy habituales en las casas.

 

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