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Materiales para muebles de exterior y cómo cuidarlos

Uno de los aspectos más importantes a la hora de elegir los muebles de exterior es de qué material están hechos, ya que cada uno tiene ventajas e inconvenientes. En función del estilo que queramos darle al jardín o terraza y del tiempo que tengamos para mantenerlos, habrá que optar por uno u otro.

Cómo elegir los muebles de exterior

Hay una serie de factores que determinan qué muebles de exterior adquirir:

  • Tamaño del jardín, patio o terraza: en función del espacio disponible que tengamos en el exterior podremos colocar más o menos muebles. Si se amuebla demasiado, se corre el riesgo de entorpecer el paso y no poder disfrutar del espacio extra que nos proporcionan estas zonas del hogar.
  • Precio: hoy día existen muebles de diferentes precios y calidades, por lo que no debe ser complicado encontrar aquellos que encajen con el presupuesto que tenemos.
  • Materiales: de este factor dependerá la resistencia, durabilidad y apariencia de los muebles. Hay que tener en cuenta las ventajas que ofrecen y los cuidados que requieren cada uno de los materiales.

Materiales para muebles de exterior

  • Madera: es un material robusto y bonito que aporta calidez y un toque natural y rústico. Para exterior debe ser madera resistente a la humedad y a los cambios de temperatura (como la de teca y cedro). El inconveniente de este material es que va perdiendo su color con la acción del sol.
  • Fibra natural: son aquellos muebles hechos con mimbre, ratán, bambú… Son ligeros y decorativos y aportan un estilo exótico. El principal inconveniente es que el polvo se suele acumular en el trenzado y en sus uniones que además, con el paso del tiempo, se aflojan. Por otra parte, estas fibras se deterioran de forma rápida por el sol y la lluvia.
  • Fibra sintética: también aporta un estilo exótico al exterior de casa. Son más económicos y más versátiles que los muebles de fibra natural. El inconveniente es que el agua y la humedad pueden dejar marcas en su superficie al evaporarse si no se secan rápido.
  • Aluminio: es un material muy común, económico y ligero y se puede elegir en diversos diseños. No se desgasta con facilidad ni se oxida.
  • Plástico: los muebles de plástico son ligeros y económicos y están disponibles en muchos colores y estilos. Dependiendo de la marca serán más o menos resistentes al sol.
  • Hierro: es resistente a cualquier clima pero se oxida más que otros metales como el aluminio o el acero. Aunque es muy común en estilos clásicos, hoy día existen también diseños actuales.
  • Acero inoxidable: suele ser un material costoso, pero resistirá todo el año al aire libre y durará más que el hierro.
  • Piedra: los muebles de obra elaborados en piedra darán un toque muy natural y no se estropearán. El único inconveniente es que no se pueden mover de sitio.

Consejos para cuidar los muebles de exterior

Lo mejor para proteger los muebles y aumentar su durabilidad es guardarlos bajo techo o taparlos con fundas protectoras durante los periodos en los que no se estén utilizando. De esta manera, estarán resguardados del polvo, la lluvia y otras inclemencias meteorológicas. Además de ésto cada uno de los materiales debe tener unos cuidados concretos:

  • Madera: se debe aplica aceite de linaza o barniz al agua dos veces al año para que proteja la madera. Para limpiarla lo mejor es hacerlo con agua y un poco de jabón neutro. Si se va a colocar en una terraza cerca del mar, la protección debe ser especial.
  • Fibra natural: hay que eliminar el polvo con un aspirador para que no se acumule, y lavar los muebles con cepillo y agua con sal. Además hay que nutrir las fibras cada año para que no se desgasten. En caso de que sean de ratán o mimbre hay que secarlos los antes posible si se mojan.
  • Fibra sintética: los que están hechos con resinas y plásticos se limpian con agua y jabón. Las manchas más resistentes se van con vinagre.
  • Plástico: es un material fácil de mantener. Sólo hay que limpiar los muebles con agua y jabón y secarlos bien.
  • Aluminio: igual que el plástico, se limpia con agua y jabón y se seca. No se debe limpiar con productos abrasivos como la lejía.
  • Hierro: se debe eliminar con un cepillo metálico las manchas de óxido que aparecen con el tiempo y después aplicar un esmalte antioxidante por toda su superficie.
  • Acero inoxidable: en zonas costeras o con alto nivel de contaminación, donde es fácil que el agua se calcifique, se deben lavar periódicamente con agua, limpiarlos con un producto específico y frotarlos con un pulidor.