Con la llegada del verano suben las temperaturas y es inevitable que la casa se recaliente. Una solución para disfrutar de la luz del sol sin tener que aguantar el calor es instalar un toldo. Los toldos crean sombra sobre las ventanas evitando que el sol entre directamente y caliente el hogar. También se pueden instalar en terrazas, jardines y patios para poder salir al aire libre en los días soleados. Existen varios tipos de toldo con diferentes formas y mecanismos.
Tipos de toldo
Según su mecanismo los toldos pueden ser fijos o rectráctiles. Los fijos no se pueden abrir ni cerrar. Al instalarlos se convierten en una adición permanente al hogar. Por el contrario, los retráctiles se pueden abrir y cerrar según las necesidades de cada momento, bien manualmente o bien mediante un sistema motorizado. Existen varios tipos de toldo retráctil:
- Toldo de brazo articulado: consta de unos brazos que permiten que el toldo se abra y se repliegue sobre sí mismo. A la vez que se va recogiendo el toldo, se van plegando los brazos y se enrolla la tela. En función de su estructura pueden ser:
- Sin cofre: al enrollarse, la tela queda expuesta a las inclemencias del tiempo.
- Con semicofre: dispone de una caja en la que la tela queda recogida, pero dejando fuera el faldón final y los brazos.
- Con cofre: la tela y toda la estructura quedan protegidos de la intemperie. Al no estar expuesta al polvo, la contaminación, el sol y la lluvia, la tela dura más tiempo.
- Toldo con monobloc: sistema especial destinado a toldos de grandes dimensiones. Es similar al de brazo articulado pero cuenta con más puntos de anclaje.
- Toldo de punto recto o balcón: es el más aconsejable para ventanas y balcones. Posee dos brazos laterales que permiten graduar la inclinación del toldo. También se puede colocar totalmente en vertical delante de la ventana. Algunos modelos incluyen cofre.
- Toldo vertical: baja por unas guías para quedar totalmente perpendicular al suelo. Es ideal para los laterales de las terrazas o para que actúe como cortavientos.
- Toldo corredero o deslizante: está formado por una estructura (pérgola) con guías de aluminio por las cuales circula la tela gracias a un sistema de poleas. Suele instalarse en patios y jardines.
- Toldo capota: tiene una forma curvada o semicuadrada y está pensado para resguardar del sol las ventanas individuales o cristaleras pequeñas. Toma su nombre de las capotas de los cochecitos de bebé, a las que se asemeja. Existe tanto en modelo fijo como replegable.
Telas para los toldos
Los toldos pueden tener diferentes tipos de tela. Las más comunes son:
- Poliéster: es la más económica, pero sus prestaciones y durabilidad son también más limitadas.
- Acrílica: filtra la mayor parte de los rayos UV y resiste bien los desgarros, el viento y la humedad. Tiene una gran durabilidad y sus colores resisten muy bien la acción del sol.
- Microperforada: permite una óptima ventilación y filtra gran parte de los rayos UV. Al igual que la acrílica, tiene una gran durabilidad.
Una vez seleccionado el tipo de tela, se puede escoger un color liso o un estampado.
Ventajas de tener toldo
Un toldo tiene las siguientes ventajas:
- Evita la entrada directa de los rayos del sol en la vivienda, bloqueando el exceso de luminosidad. Esto también permite proteger a los muebles y textiles del desgaste provocado por el sol.
- Limitan la entrada de calor, reduciendo la temperatura ambiente. Esto conlleva un ahorro de energía, ya que no será necesario gastar tanto en climatización.
- Protege la intimidad de la vivienda.
- Permite disfrutar más de los espacios exteriores del hogar.
- Existen numerosos modelos con diferentes medidas, mecanismos y telas que se adaptan a cualquier espacio.
Para elegir el mejor toldo hay que tener en cuenta cuál es su grado de protección solar, el color de la tela, la normativa de la comunidad de vecinos, el tipo de cierre (manual o motorizado) y, sobre todo, el tipo de estructura más adecuado para cada ventana o espacio.