Con el verano llegan las altas temperaturas, que resultan muy molestas y dificultan tanto el descanso como la concentración en las tareas. Conforme aumentan las temperaturas, el calor se va acumulando en las casas y cada vez resulta más difícil refrescarlas. A veces no queda más remedio que recurrir al aire acondicionado, pero su uso normalmente se restringe porque consume mucha electricidad. Mantener la casa fresca en verano sin usar el aire acondicionado es posible si se siguen algunos consejos.
- Mantén las ventanas cerradas durante el día: ábrelas solo 10 minutos por la mañana para ventilar y espera a que empiece a correr el aire a última hora de la tarde para volverlas a abrir.
- Crea corrientes de aire: a las horas en las que se pueden abrir las ventanas, deja las puertas abiertas para que circule el aire de un lado a otro. El efecto es mayor si las ventanas de la casa se abren a dos fachadas opuestas.
- Baja las persianas: además de cerrar las ventanas, es recomendable bajar las persianas y correr las cortinas para oscurecer la casa. Si no entra el sol en las habitaciones no se calentarán tanto.
- Instala un toldo: en las ventanas que reciban mucho sol durante el día es recomendable poner un toldo para impedir que se caliente la habitación. Habrá que mantenerlo bajado durante el día y subirlo por la noche para que entre el aire.
- Cocina por la mañana: el uso de la hornilla o la vitrocerámica produce calor, por lo que la mejor hora para cocinar es al principio de la mañana, antes de que empiece a subir la temperatura. Evita también usar el horno para que la cocina no se recaliente.
- Apaga los dispositivos electrónicos que no estés utilizando: por muy pequeños que sean, al estar encendidos desprenden calor. Asimismo, evita usar los electrodomésticos (lavadora, lavavajillas…) durante el día. Lo mejor es ponerlos en marcha cuando baje la temperatura.
- Riega al anochecer el suelo del patio, terraza, jardín o balcón para refrescarlo y deshacerte del calor que se acumula en él. También puedes fregar con agua fría el interior de la casa dejando el suelo un poco más mojado de lo normal.
- Utiliza ventiladores de techo: aunque no generan aire, mueven el que ya existe para crear una corriente fresca.
- Pon plantas en el interior de la casa y riégalas por la noche para que se refresque el ambiente.
- Usa el extractor: enciende la campana al cocinar y el extractor del baño mientras te duchas para que salga el aire caliente.
- No coloques la cama cerca de una pared o ventana que reciba sol durante todo el día, pues al dormir se notará el calor que ha acumulado.
- Utiliza bombillas LED: aunque son más caras, producen mucho menos calor y además consumen menos que las bombillas tradicionales. Además, sea cual sea la bombilla que uses, intenta mantenerla apagada para que no desprenda calor.
- Vuelve a aislar las habitaciones: algunas casas antiguas resultan muy calurosas porque sus techos y paredes no están bien aislados. En ocasiones no queda más remedio que hacer una buena inversión para colocar placas de fibra de vidrio u otros materiales aislantes. Asimismo, conviene revisar los cerramientos de las ventanas para comprobar que no se cuela el calor por ellas.
- Coloca plantas trepadoras en la fachada: actúan como barrera natural frente al calor y evitan el recalentamiento de las habitaciones. Además, al regarlas se consigue refrescar el ambiente.
- Recurre a tejidos frescos y transpirables como el lino o el algodón para las sábanas, cojines, fundas de sofá… Los tejidos gruesos como la lana o la franela dan mucho calor al entrar en contacto con la piel.