Las cortinas son un accesorio imprescindible de la decoración, ya que aportan color y vida a las estancias a la vez que regulan la entrada de luz y preservan la intimidad. Gracias a la gran variedad de telas, estampados, tipos y colores, se puede escoger una cortina que encaje perfectamente con la decoración de cada habitación. No obstante, es precisamente esta variedad de opciones la que puede dificultar la elección, ya que hay que fijarse en muchas variables. Te contamos en qué debes pensar a la hora de comprar las cortinas.
Apertura de la ventana
La apertura de la ventana influye en el tipo de cortina que se puede instalar. Si las ventanas son batientes hacia dentro no es recomendable colocar un estor, ya que la tela se recoge en la parte superior de la ventana e impide su apertura. En este caso lo mejor es apostar por cortinas tradicionales. En ventanas correderas, sin embargo, se puede colocar cualquier tipo de cortina. Para ventanas oscilobatientes hay cortinas integradas dentro del marco de cristal.
Medidas de la ventana
Hay que medir bien la ventana para calcular el largo y el ancho de la cortina. Para el ancho hay que sumar 30 centímetros al que tenga la ventana y después multiplicar por 2, 2.5 o 3 según si quieres que la cortina tenga más o menos frunces. Para el largo lo normal es añadir unos 15 centímetros al de la ventana. No obstante, si quieres que arrastre, puedes añadir 25 centímetros en lugar de 15.
Cantidad de luz que entra y finalidad de la cortina
Una cortina no sólo sirve para decorar sino también para tapar la luz y preservar la intimidad de la habitación. Por ello, antes de empezar a mirar telas tienes que pensar en cuánta luz tiene el cuarto, cuál es la función del mismo y cuánta privacidad necesitas. Por ejemplo, en un despacho es imprescindible tener mucha luz para trabajar, pero no es tan necesaria la privacidad. Sólo teniendo en cuenta todos estos criterios acertarás con la elección de la tela.
Si la ventana tiene mucha luz y quieres taparla, tendrás que elegir una tela gruesa como la chenilla, el algodón satén, el brocado o el terciopelo. Por el contrario, si la habitación es más bien oscura o quieres conservar toda su luminosidad, lo recomendable es elegir una tela ligera y traslúcida, que permita la entrada de la luz mientras conserva la intimidad. En este caso las mejores opciones son el lino, el hilo, la gasa, la seda y el nailon.
Para tamizar la luz mientras se protege la intimidad una buena opción son las cortinas enrollables tipo ‘screen’. Si buscas una gran opacidad, lo mejor es escoger una cortina con tejido ‘Black Out’.
Tamaño de la habitación y espacio alrededor de la ventana
Si la habitación no es muy grande lo recomendable es elegir estores enrollables, cortinas plegables o plisadas técnicas, que ocupan poco espacio al ser recogidas. Por el contrario, si la estancia es grande se puede apostar por cortinas tradicionales o por un panel japonés.
El espacio disponible alrededor de la ventana también influye en la elección del sistema de apertura de la cortina. Si el espacio entre el techo y la ventana es reducido lo mejor es colocar una cortina de rieles. Si hay espacio por encima de la ventana pero no a los lados, la mejor opción es un estor o una cortina veneciana, que se pliegan verticalmente. En el caso de que haya mobiliario debajo de la ventana es aconsejable optar por una cortina técnica (enrollable, plisada, estor plegable…).
Facilidad de lavado
A la hora de seleccionar la mejor tela no sólo hay que pensar en cuánta luz quieres que tape sino también en su facilidad de lavado. Lo más práctico es escoger telas que se laven fácilmente y que haya que planchar poco. Si la cortina tiene un 50% de poliéster se arrugará menos. Por el contrario, el lino y el algodón fino necesitarán bastante plancha para que las cortinas queden lisas.
Decoración de la habitación
A la hora de escoger el color y el estampado de la cortina es muy importante prestar atención a la decoración de cada estancia. Los colores deben combinar con los tonos de las paredes y el resto de textiles de la habitación. Asimismo, se debe tener en cuenta que los tonos oscuros hacen que las habitaciones parezcan más pequeñas, mientras que los claros consiguen que parezcan más grande.
En cuanto a los estampados, hay que evitar mezclar varios distintos dentro de la misma habitación. Además, hay que tener en cuenta la personalidad de cada estancia para seleccionar el más adecuado. En un dormitorio de bebé, por ejemplo, resulta adecuado colocar una cortina con dibujos de globos o animales. Si la habitación es pequeña lo mejor es prescindir de los estampados para que no resulte cargante.
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