Una casa eficiente es aquella que aprovecha al máximo la climatología y los recursos energéticos de su medio para alcanzar el confort. Se caracteriza por reducir al máximo su demanda energética, priorizar fuentes de energía renovables, reducir las emisiones de sustancias contaminantes, usar equipos eficientes y minimizar lo máximo posible la dependencia de medios energéticos primarios (no renovables).
Una casa energéticamente eficiente no sólo es más respetuosa con el medio ambiente, sino que además permite ahorrar dinero a largo plazo al reducir el gasto en electricidad, gas y agua. No obstante, para llegar a la eficiencia energética puede que sea necesario realizar algunas importantes inversiones. Así se puede conseguir una casa más eficiente.
Consejos para tener una casa más energéticamente eficiente
Para aumentar la eficiencia energética y reducir el gasto, es recomendable seguir estos consejos:
- Instala ventanas aislantes: las mayores pérdidas energéticas suelen tener su origen en unas malas ventanas. Las que mejor aíslan son las de doble acristalamiento, cámara de aire y rotura de puente térmico.
- Coloca un buen material aislante en las paredes y el techo de la casa. De esta manera se consigue que no entren ni el frío ni el calor exterior y que tampoco salgan los del interior. Si la casa sólo tiene cámara de aire se puede inyectar lana mineral en ella a través de pequeños orificios. Otra forma rápida de aislar es colocar paneles rígidos de aislamiento de lana mineral que están adheridos a una placa de yeso laminado.
- Deja que entre el sol en la vivienda durante el invierno, abriendo las cortinas. Así no sólo aprovecharás la luz natural, sino que también calentarás la casa. En verano, por el contrario, es recomendable bajar las persianas y cerrar las cortinas para que no se recaliente. También se deben cerrar las noches de invierno para evitar pérdidas de calor.
- Pinta de colores claros las paredes y los techos, pues absorben mejor la iluminación natural y no tendrás que encender tantas lámparas.
- Coloca toldos y parasoles. En aquellas zonas donde se gasta mucho en refrigeración del hogar, es recomendable instalar un toldo o parasol. En invierno no será necesario desplegarlos, pero en verano pueden crear sombra sobre las ventanas, ayudando a que no entre el calor.
- Detecta las corrientes de aire: para ello hay que colocar una vela en la zona sospechosa de tener corrientes. Si la llama oscila, significa que hay una filtración de aire que arreglar. Algunas se pueden tapar con medios baratos como silicona o masilla.
- Elige cisternas con sistema de descarga parcial. Así podrás elegir en cada momento si necesitas que se vacíe totalmente o sólo en parte.
- Escoge grifos monomando para gastar menos agua. También existen grifos con tope intermedio, que proporcionan caudal suficiente para la mayoría de los usos.
- Cambia las bombillas por unas LED: su consumo puede llegar a ser entre un 80 y un 85% más bajo que el de una bombilla normal.
- Mantén la temperatura estable. Gran parte del consumo energético del hogar es consecuencia de la climatización. Es recomendable tener un termostato para programar la temperatura (lo ideal son 20º) y los horarios de la calefacción. En cuanto al aire acondicionado, es recomendable fijar una temperatura continua de refrigeración.
- Realiza un mantenimiento de los sistemas de climatización: los radiadores hay que purgarlos todos los años para que funcionen bien y haya un calentamiento homogéneo de la vivienda. También hay que cambiar o limpiar el filtro del aire acondicionado cada verano.
- Compra electrodomésticos de gran eficiencia energética (A+, A++ o A+++).
- Elige un sistema acumulador de agua caliente: es más eficiente que los sistemas de producción instantánea. Es importante que tanto el acumulador como las tuberías de distribución de agua caliente estén bien aislados.
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