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Toca despedir al verano y dar la bienvenida al otoño

Parecía que no iban a llegar nunca, pero ya están aquí los termómetros señalando menos grados que hace unas semanas, es decir, ¡ya ha llegado el otoño! Y, con él, ese gusto por arrebujarnos en el sofá, tapados con mantita o echarnos por las piernas la ropa de la mesa de camilla. Lo llevamos pensando algún tiempo y ya va siendo hora de que cambiemos esos elementos. Vamos a mirar las tendencias textiles de esta temporada.

No es la primera vez que lo decimos, la decoración de cualquier espacio debe ser reflejo de nuestra propia personalidad, como una continuidad de nosotros mismos. Sin embargo, ello no impide que busquemos seguir las últimas tendencias y recomendaciones que están en boga en cuanto a decoración y complementos decorativos textiles se trata. Y, precisamente, si hay algo que marca las tendencias actuales es la búsqueda de la sostenibilidad. Que el planeta está en peligro es algo que ya muy pocos niegan, así que los fabricantes de telas y tejidos ponen especial interés en optar por materiales ecológicos con un total respeto por el medio ambiente que aporten una sensación de naturalidad a nuestras estancias. El algodón y la lana son los elementos más utilizados para mantas y plaids, esas mantitas que solemos encontrar a los pies de la cama o en el brazo de sillones o sofás, que cumplen la doble  misión de decorar y de aportar calor, especialmente en la caída de la tarde y las noches de los primeros meses más frescos. Optaremos por colores pastel, rosa o turquesa; el gris, los anaranjados, ocres, el marrón, el beige  o el blanco roto también aportan calidez a la estancia.

Otra idea es colocar una funda en el sofá o el sillón cuya tapicería nos tiene aburridos. En el mercado encontramos variedad de modelos, que nos facilitan cambiar de decoración sin un gran desembolso. Además, aportan la comodidad de su fácil limpieza en la lavadora. Si podemos permitírnoslo, es mejor una funda a medida, pero si no, las que podemos encontrar en establecimientos del ramo ya confeccionadas tienen la misma utilidad, preservan nuestros sillones y sofás y cambian la imagen de la habitación con facilidad. Buscaremos los tonos de temporada, ocres, anaranjados o marrones. Podemos combinarlas con cojines, estampados si la funda es lisa o al contrario, jugando con las tonalidades.

Pero, sin lugar a dudas, el elemento estrella de los meses más frescos es la alfombra, porque aísla del frío suelo a la vez que decora. Si buscamos máxima calidez debemos decantarnos por la de pelo largo; con estampado de colores y geométricos, nos lleva a dar un toque vintage a la habitación; el estilo oriental es un clásico y va a combinar con cualquier decoración; si la alfombra es para una habitación de niños, busquemos estampados que recuerden el mármol o jaspeados y, por supuesto, que sean fáciles de lavar en lavadora. El terciopelo es uno de los tejidos preferidos, ya que aportan calor e invitan a descalzarnos al llegar a casa después de una intensa jornada de trabajo, sin temor a sentir el frío del suelo. Para buscar la perfecta puesta en escena, combinemos la alfombra con la manta o plaid del sofá y con los cojines del sillón.

España cuenta con un elemento del que no disfrutan otros países, la mesa de camilla. Denostada por algunos, sigue siendo la reina de muchos hogares que la colocan en el centro del salón.  Ya sean de madera, aglomerado o forja, a la hora de vestirlas las combinaciones entre la falda y el tapete nos hacen jugar con colores y estampados. Se trata de no recargar la estancia, así que colores neutros para la falda y tonalidades más intensas en el tapete aportarán el toque de distinción para que nuestro salón quede perfecto. Si queremos, podemos añadir algún borlo. Pero si ponemos la falda estampada y el tapete liso este debe tener el color de alguno de los estampados de la falda. Tanto de una forma como de otra, el tapete no debe ser excesivamente grande, solo cubrir la base de la mesa y bajar una cuarta. Las faldas se confeccionan con pliegues, si hablamos de mesas rectangulares. El calorcito que aporta un brasero o un radiador eléctricos hacen que movernos del sofá en tardes de invierno se nos haga harto complicado.

En la cama, el otoño también nos hace cambiar la ropa. Quizá, antes de poner las sábanas de invierno, ya sean de sedalina, polares, coralina, franela o térmicas, optemos por una manta. Y aquí, las de algodón para los primeros fríos, las de mohair, más ligeras, o las más cálidas de lana, cualquiera de ellas nos van a  hacer disfrutar del ya de por sí placer de tumbarnos a dormir. La elección del color también va a depender del tejido. Las de lana tipo borreguito, mejor de tonos neutros, las demás, en verde, mostaza, ocre o anaranjado, y con las de mohair podemos arriesgar con cuadros de colores intensos.

Si al principio del artículo hablábamos de la apuesta por la sostenibilidad en los tejidos, tenemos que hablar del uso de fibras naturales, algodón, lino, yute, lana, alpaca o mohair, y de fibras artificiales, pero que tienen origen natural. Es el caso del Tencel o el Cupro que, aunque han sido tratadas químicamente lo han sido en un  círculo cerrado por lo que el agua empleada se puede reutilizar posteriormente.

En definitiva, el otoño nos devuelve el gusto por quedarnos en casa, disfrutando del calor de mantas y plaids, pero, siempre a la moda.