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Tipos de colchones: ¿cuál es el mejor?

El descanso nocturno es una actividad diaria imprescindible para mantener una buena salud física y mental. A la hora de facilitar un sueño reparador uno de los elementos más importantes es el colchón que tenga la cama, ya que la comodidad que proporcione condicionará la rapidez para conciliar el sueño y mantenerlo, así como para evitar dolores al despertar.

Para conseguir un sueño reparador hoy en día existen múltiples tipos de colchón de diferentes materiales, que se adaptan a la forma de dormir y las necesidades de cada persona. Esencialmente existen los siguientes tipos:

  • De espuma: los colchones de espuma y HR (‘high resilence’, espuma de alta resiliencia) son adaptables, firmes y económicos, aunque menos transpirables que los de muelles. Su firmeza es media y están recomendados para camas que no se usen mucho.
  • De muelles: son colchones higiénicos y flexibles que se caracterizan por una gran firmeza y fantástica transpirabilidad, ya que tienen la mejor ventilación. Los muelles constituyen el núcleo central del colchón, que después va cubierto por varias capas de espuma, algodón o incluso material viscoelástico. Según el material de las capas que los recubren su dureza puede ser media o alta. Existen diferentes variantes:
    • De muelles independientes (también llamados bonell o bicónicos): los más clásicos. Son bastantes firmes y los que mejor se adaptan a las distintas partes del cuerpo.
    • De muelle continuo: entramado de muelles realizado a partir de un único hilo metálico. Son firmes y aportan mayor refuerzo en puntos clave como la zona lumbar.
    • De muelles embolsados: formados por cientos de muelles independientes metidos en saquitos de tela individuales. Se adaptan bien a la forma del cuerpo y aíslan los movimientos, lo que los hace ideales para camas de matrimonio.
  • De látex: natural o sintético, este material destaca por su elasticidad, flexibilidad y adaptabilidad. Su dureza es media y está recomendado para personas que se muevan mucho, camas de matrimonio y articuladas. También son ideales para personas con alergia a los ácaros, ya que éstos no pueden anidar en el látex
  • Viscoelásticos: la viscoelástica es una espuma de alta calidad que reacciona al color corporal amoldándose para reducir la presión en las zonas del cuerpo de mayor peso. Estos colchones, muy adaptables y flexibles, suelen están formados por un núcleo de espuma recubierto de una capa de viscoelástica de grosor variable. Su dureza es baja/media y se recomienda para personas que pasan muchas horas en la cama, sufran dolores musculares u óseos o que duerman de lado. También son adecuados para camas de matrimonio.

La existencia de diferentes tipos de material demuestra que, en realidad, no existe el colchón ideal. Elegir el tipo más adecuado dependerá de las necesidades de cada persona y su forma de dormir (postura, movimiento, temperatura…). Además, la elección del colchón no es la única variable importante. Para sacar el máximo rendimiento a la cama también es imprescindible elegir la base apropiada para el material elegido:

  • Somier de láminas: adecuado para cualquier tipo de colchón, incluso aunque sea un material que no transpire demasiado, ya que consigue una buena ventilación.
  • Somier de muelles: al igual que las láminas, aporta una ventilación óptima y es apto para cualquier colchón. Al ser más elástico, proporciona un extra de suavidad a la cama, por lo que es una buena opción para colchones demasiado duros. Su inconveniente es que tiende a hacer ruido.
  • Base tapizada: es la mejor opción para colchones de muelles, pero está desaconsejada para el látex.
  • Base articulada: ideales para personas que van a pasar largos periodos en la cama, que tengan poca movilidad o sean mayores. Es imprescindible usar colchones flexibles e indeformables como los de látex, espuma o muelles embolsados.

Conviene recordar que, en ocasiones, un problema de descanso puede no venir motivado por usar el colchón equivocado sino porque este ya sea demasiado viejo o esté estropeado. Aunque es recomendable cambiar los colchones cada diez años aproximadamente, puede que sea necesario sustituirlo antes si comienza a afectar a la salud lumbar y provoca dolor de espalda o problemas en la columna vertebral.

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