Un vestidor de ensueño

Era el espacio favorito de Carrie Bradshow, y el soñado por millones de mujeres en todo el mundo seguidoras de la serie “Sexo en Nueva York”. Un vestidor pequeño pero repleto de modelos de los mejores diseñadores, que se convirtió en toda una habitación especialmente creada para albergar sus exclusivas prendas y por supuesto sus manolos, sus zapatos predilectos. Toda una fantasía hecha realidad para una amante de la moda y la decoración como el personaje de la ficción, que incluso fue el escenario elegido para la petición de mano por su esposo. Pero más allá de la fábrica de sueños, lo cierto es que si tenemos el deseo de dedicar un espacio para tener nuestra ropa perfectamente guardada y ordenada, existen muchas posibilidades a nuestro alcance.

El primero de los requisitos es por supuesto el espacio. Lo ideal sería poder dedicarle una estancia completa separada del dormitorio, pero si no es nuestro caso, siempre podemos amoldarnos y aprovechar un pasillo, un distribuidor o vestíbulo, un trastero, un rincón en desuso, o integrarlo en la habitación o baño. Aunque pueda parecer pequeño podemos darle mucha funcionalidad con una distribución adecuada. Además siempre podemos separarlo con elementos decorativos como un biombo, unas cortinas o unas puertas, preferiblemente correderas o abatibles. En estancias rectangulares o cuadradas podemos diseñarlo en “L”, en “U” o de forma paralela, y si contamos con un espacio reducido podemos situar los armarios en la línea de una pared.

En segundo lugar tendremos que planificar el mismo según nuestro presupuesto y preferencias. Las últimas tendencias sugieren dejarlo abierto, sin puertas, lo cual supone un importante ahorro. Y podremos encontrar variedad de precios en cuestión de cómodas, cajoneras, baldas, estanterías, perchero, pantaloneras y zapateros.

A continuación debemos diseñar el vestidor según nuestras necesidades. Deberemos planificar si nos resultará más práctico contar con zonas amplias de almacenaje o por el contrario dar más prioridad a zonas para colgar trajes o vestidos. Para aprovechar el espacio entre los colgadores, la parte alta suele dedicarse a ropa fuera de temporada, mientras que la baja se utiliza para accesorios y cajas, así como para el zapatero,  situado tanto en la parte baja como en módulos laterales. Lo bueno del vestidor es que lo crearemos a nuestra medida. La media que se emplea para el fondo de armario mínimo es de 55 cm y una anchura de 90 cm. Y en la cuestión de la altura lo aconsejable es que sea de 1,80 m como máximo.

Para completar el mismo podemos colocar un siempre práctico espejo de pie, un sillón, banqueta o un puff para sentarnos al vestirnos, y una alfombra que además de delimitar esta zona servirá para caminar cómodamente mientras nos descalzamos. La iluminación es esencial y completará la composición. Si no contamos con luz natural existen apliques y focos económicos que podremos dirigir hacia la ropa y hacia la zona del espejo para evitar sombras. De ellos dependerá darle vida a nuestro vestidor. En cuanto a la elección de colores son preferibles las tonalidades claras para aligerar el mueble, pero dependerá del lugar en que esté situado, lo adaptaremos lo más posible al resto de la decoración que lo rodea. Si somos manitas también podremos vestirlo por dentro, y optar por forrarlo eligiendo una tela o papel decorativo para su interior, dándole una sensación de mayor calidez a nuestro zona de armarios. Dependerá de nuestro estilo y gustos aportarle mayores detalles.

 

(Fotos vía facilismo.com, elmueble.com, grippo.com)