Estilos para el cabecero de la cama

El cabecero de la cama puede parecer un elemento poco destacable en la habitación, pero en realidad puede aportar mucho al estilo si está en consonancia con el resto de elementos del dormitorio. Hoy día la variedad de materiales, formas, tamaños y colores es enorme, lo que permite escoger el cabecero idóneo para cada habitación e inquilino.

En función de los materiales utilizados y de su fabricación, existen varios tipos de cabecero:

  • De madera: son los más tradicionales, ya que se suelen comprar en conjunto, a juego con las mesillas y otros muebles como cómodas y sifonieres. La madera aporta un estilo clásico o rústico a las habitaciones.
  • De forja: los cabeceros de forja le dan un toque de elegancia a las habitaciones y nunca pasan de moda, ya que son capaces de adaptarse a diferentes estilos. Su diseño puede ser simple (sólo con barras) o intrincado. El principal inconveniente de la forja es su incomodidad para usarlo como respaldo al sentarse en la cama.
  • Acolchado: los cabeceros acolchados se han puesto muy de moda en los últimos años. Su principal ventaja es la comodidad que aportan, ya que ofrecen un descanso mullido para la espalda si se usa la cama para leer o ver la televisión. Algunos incluyen también orejas a los lados para apoyar la cabeza. La variedad de textiles y colores permiten que los cabeceros acolchados se adapten a cualquier dormitorio: de matrimonio, juvenil, clásico… Sólo hay que escoger el tejido, el color y el estampado más acorde al estilo que se quiera conseguir. Es recomendable hacerlo a medida en tiendas especializadas.
  • Con mesitas integradas: son cabeceros más anchos de lo habitual que incluyen en los laterales de la cama un estante e incluso cajones que sirven como mesita de noche. En este caso es muy importante conocer el espacio que hay entre las mesitas para que quepa perfectamente el colchón.
  • Con estantería: algunos cabeceros tienen un fondo de varios centímetros y diferentes cubículos para colocar libros y todo tipo de elementos decorativos. De esta manera no se necesitan mesitas para tener a mano el despertador, el móvil, los pañuelos…
  • De caña o cannage: estos materiales son ideales para casas de verano, ya que aportan un toque ligero a las habitaciones. Además son duraderos y muy económicos.
  • Tapiz: una forma de conseguir un cabecero barato es colocar un tapiz o pañuelo colgado de una barra sobre la cama. De esta manera se delimita la zona de descanso y se le da un toque muy personal y bohemio a la habitación.
  • Pintado: aquellos que no quieran gastarse el dinero en un cabecero pueden pintarlo en la pared. Existen dos opciones: pintar la forma rectangular del cabecero por encima del colchón o pintar toda la parte inferior de la pared en la que se sitúe la cama. Lo mejor es elegir un color alegre (p.ej. aguamarina o naranja) y usar el mismo tono para los textiles de la habitación (cojines, cortinas…). Esta opción es ideal para habitaciones modernas y juveniles, siempre que tengan las paredes de color blanco.
  • De espejo: aunque no son muy habituales, los cabeceros de espejo multiplican visualmente el espacio, dando sensación de mayor amplitud. Su principal inconveniente es la suciedad, ya que los espejos se suelen llenar enseguida de huellas y manchas.
  • De papel pintado: es tendencia en los dormitorios destacar una de las paredes cubriéndola con un papel pintado. Si se opta por colocarlo en la pared en la que está la cama no hará falta un cabecero, ya que el propio papel le dará el protagonismo al lecho.
  • Original: aquellas personas que disfrutan del DIY (‘Do It Yourself’, hazlo tú mismo) pueden crear su propio cabecero de forma muy sencilla. Para ello sólo hay que adquirir listones de madera, unirlos y pintarlos con ‘chalk paint’. Si en lugar de madera se prefiere la tela, basta con tejer un tapiz con macramé o punto.

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